lunes, 19 de octubre de 2009

Bienaventuranzas de los abuelos


Bienaventurados...

Aquellos que comprenden mi paso vacilante y mi temblorosa mano;...
quienes tienen en cuenta el esfuerzo de mis oídos para captar lo que ellos hablan;...
los que descubren que mis ojos están ya muy nublados y que mis reacciones son lentas;...
cuantos desvíen su mirada con disimulo al ver que he derramado la taza de café sobre la mesa;...
los que, sonriendo, me conceden un rato para charlar cosas sin importancia;...
aquellos que nunca dicen: ¡Ya ha contado usted eso dos veces!...
los que saben arreglarse para traer a la conversación cosas pasadas;...
cuantos me hacen comprender que soy amado y que no estoy abandonado ni solo;...
los que comprenden lo que me cuesta encontrar fuerzas para llevar mi cruz;...
los que me facilitan el paso final hacia la Patria con amabilidad y buenas formas.

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