miércoles, 7 de octubre de 2009

"Ágora" y las neuras de Amenábar

Este viernes se estrena la nueva película de Alejandro Amenábar, "Agora". Una gran producción, la más cara del cine español. No seré yo quien critique algo sin verlo antes, pero el tema tufa, y mucho. La causa y manera en que la Biblioteca se destruye le servirá a Amenábar para afrontar la lucha de religiones como enfoque general, y la intolerancia que subyace de ellas. Las religiones mostradas como fuerte barrera cultural a lo largo de los siglos, y causa directa de conflictos, y luchas sin cuartel. En este caso, "qué extraño", es el cristianismo el que sale peor parado. Una religión que ya era la oficial del Imperio y que aspiraba a terminar con el paganismo por la fuerza y a base de mentiras, manipulaciones y dardos venenosos. Amenábar se decanta por mostrar el lado más oscuro del cristianismo de la época: intolerante con las demás religiones, hasta el punto de escenificarlos como auténticas cucarachas que se mueven al son de la supervivencia religiosa más desaforada. Un particular punto de vista que sin duda resulta controvertido. Es, esta nefasta convivencia entre religiones, y la supremacía de una de ellas (el cristianismo) respecto a las demás, lo que marcará el devenir de Hipatia y su dramático final, que aunque no está del todo documentado históricamente, Amenábar se permite la licencia de decantarse por uno de los numerosos finales que pudieran haber sucedido, conservando el clima romántico que en toda la película se había creado entre la filósofa y uno de sus esclavos.


En varias entrevistas cuenta este director que ha evulucionado de un agnosticismo a un ateismo a través de esta película. Yo me pregunto si en vez de una evolución, lo que le está sufriendo es una involución. Es triste ver como un director brillante (al menos en algunos aspectos) se vuelve fundamentalista, crítico árido contra todo lo que huela a cristianismo. La veremos, y la seguiremos comentando, pero el fundamentalismo que quiere criticar en esta película lo respira y lleva en sus propias venas. Cuando uno no es libre para crear, crea desde los subjetivismos, prejuicios, y manipulaciones.

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